La Halitosis o el mal aliento puede ser motivo de vergüenza para muchas personas. Algunos utilizamos enjuagues bucales o gomas de mascar para mitigar el olor. Pero en algunas ocasiones cualquier esfuerzo para combatirla es insuficiente porque solo tratamos el síntoma y no sabemos las causas que lo desencadenan.
Y aunque los olores desagradables que se emanan de la boca fundamentalmente se asocian a la mala higiene bucal. También pueden tener su origen en otras patologías.
Los especialistas de la Clínica Dental Doria-Medina os contamos 5 razones por las que podemos presentar mal aliento y cómo podemos combatirlo.
Halitosis por higiene bucal deficiente
La mala higiene bucal es la causa más común del mal aliento. Los olores se deben a la acumulación de la placa y la proliferación de bacterias en los lugares donde tenemos más dificultad para el aseo. Bien sea por falta de herramientas como el hilo dental o porque no contamos con una técnica correcta para el cepillado. Las bacterias se acumulan en los espacios interproximales, en el área subgingival, en la lengua o en abscesos que empiezan a formarse.
Además, esta misma dificultad se convierte en un factor de riesgo importante para presentar caries y enfermedad periodontal. Que también generan mal olor.
Las lesiones bucales también causan mal olor en la boca
El mal aliento puede tener causas ulcerativas derivadas de infecciones, estomatitis, úlceras traumáticas y lesiones en los tejidos. Especialmente en los casos de neoplasias o crecimientos anormales de tejido que deben tratarse con radioterapia o quimioterapia puede producirse necrosis que genera fuertes olores.
Halitosis por enfermedades del aparato digestivo
El aparato digestivo juega un papel muy importante en el olor que percibimos desde la cavidad bucal. La acción de los jugos gástricos y el reflujo crónico puede diagnosticarse tras encontrar mal aliento. También se han encontrado casos de halitosis que se asocian a la infección por Helicobacter Pylori, a la hepatitis, fístula colono gástrica y diverticulosis.
Los vapores sulfonados de los alimentos durante la digestión pueden entrar a la sangre y liberarse a través de la respiración. Por ejemplo, los vapores que producen el olor a ajo, a cebolla o licor, que duran hasta 24 horas en la sangre.
Halitosis por patologías del sistema respiratorio
Existen algunas afecciones de la boca, la nariz y la garganta que pueden producir olores específicos por la acumulación de bacterias. Un ejemplo son las bacterias que cubren las pequeñas piedras que se forman en las amígdalas y producen olor. También, el goteo nasal posterior que se produce por la inflamación crónica de la nariz o los senos paranasales.
La tos crónica con esputo fétido viene acompañada de expectoración y es más fuerte por las mañanas a causa de las secreciones que acumula el paciente por la noche.
Las enfermedades sistémicas
El ser humano cuenta con un organismo perfectamente integrado que se encuentra en constante movimiento y adaptación. Cuando el equilibrio se rompe las señales aparecen por todos lados. Y aunque la cavidad bucal representa la compuerta de acceso a los requerimientos vitales, la respiración, la alimentación y la hidratación. También es una vía de escape para todo lo que sucede dentro. De modo que no es para nada extraño que el aliento nos de señales del comportamiento de algunas enfermedades sistémicas y metabólicas.
Por ejemplo, una diabetes mal controlada, infección renal, disfunción hepática. O los cambios metabólicos y hormonales de la mujer durante el embarazo o los ciclos menstruales.
Para entenderlo, debemos saber que la fuente principal del mal olor, son las bacterias. Y ellas utilizan las células como alimento. Cada vez que el organismo experimenta cambios hormonales o internos renovamos con frecuencia nuestros tejidos brindándoles a las bacterias todo lo que necesitan para proliferar.
Otro caso también es la imposibilidad de metabolizar algunas sustancias como la colina y los fluidos de trimetilamina, entonces se acumula en la sangre y genera fuertes olores por la boca, la orina y el sudor. Lo mismo sucede con la acumulación de urea por las alteraciones renales, o biliares en los casos hepáticos, que les dan a los pacientes un olor característico que no se quita a pesar de tener buenos hábitos de aseo bucal.
Cuando una persona enferma sufre disminución de la saliva, hay una tendencia a la fermentación ácida de los restos de alimentos y esto causa una proliferación descontrolada de bacterias malolientes. Lo vemos también en el aliento matutino. En estos casos, lo mejor para combatirlo es una técnica adecuada del cepillado y el uso de enjuague bucal.
Algunos apuntes para estar pendientes
- Cuidado con las prótesis dentarias que pueden acumular restos de comida.
- Toma en cuenta que la saliva favorece la limpieza de la cavidad bucal. Algunos medicamentos como los antidepresivos y anticolinérgicos dejan la boca seca al producir xerostomía.
- Fumar crea un aliento característico que puede durar algunos días más, incluso después de haber dejado de fumar.
- Presta atención a lo que comes y a cómo se comporta tu cuerpo después de la ingesta de algunos alimentos como la cebolla, el ajo o el consumo de alcohol.
- Cuida tu higiene bucal, verifica la técnica de cepillado, visita a tu dentista y evita enfermedades periodontales o caries que aumenten el mal olor de la boca.
- Si tu higiene es adecuada y sigues presentando mal olor, no te olvides de las causas extraorales y consulta a tu médico.
En Clínica Dental Doria-Medina, estamos a tu disposición para ayudarte a mantener una higiene bucal adecuada y prevenir patologías relacionadas. ¡Ven a vernos!
